viernes, 12 de marzo de 2010

Denuncian a un sobrino por chutarlos a la calle

  • Los afectados aseguran que entre sus abuelos, sus padres y ellos mismos ya ocuparon el terreno en disputa por más de cien años. Sin embargo, un sobrino los chutó a la calle.
Un terreno de 4,5 hectáreas, ubicado en la colonia Juan de Salazar, en el distrito de Limpio, sobre la ruta que une ese municipio con Luque, es el escenario de una ya larga y cruel lucha familiar, según denunció ayer Gumercindo Ojeda Ramírez, 79 años, uno de los afectados.

El abuelito dijo que uno de sus sobrinos, de nombre Julio Ojeda Jiménez, fue quien metió la mano y los sacó, junto a otras cuatro familias, todas parientes entre sí. El señor dijo también que heredó la propiedad de sus padres.

“Julio manipuló una escritura pública para adjudicarse la finca mencionada y el 19 de noviembre del año pasado, acompañado de una fuerte dotación policial y de civiles, destruyó las cinco casas donde vivíamos desde que tenemos memoria con otras cinco familias”, precisó Gumercindo.

Carpa. A raíz de ese hecho, todos los afectados tuvieron que refugiarse en donde podían, entre tanto que los menos beneficiados tuvieron que conformarse con montar una carpa al costado de la ruta, frente a la propiedad que alguna vez fue de ellos. Precisamente en esa precaria instalación vive Florencia Villalba, sobrina de don Gumercindo y madre de tres hijas, de 9, 15 y 21 años.

Esa mujer no solo corroboró la denuncia de su tío, sino que fue más lejos todavía. Ella aseguró que el mencionado Julio Ojeda, “en compañía del que ahora es intendente de Limpio, Ramón Gómez, hicieron que en el título de la propiedad, el terreno apareciera como fiscal para luego ser transferido a mi primo”.

Ataque. La menor S.L., hija de doña Florencia, dijo a su vez que, el día del desalojo fueron víctimas de un verdadero ataque organizado. Contó que estuvieron en el lugar más de 30 “cascos azules” y una dotación de la Policía Montada de la fuerza pública, además de un grupo de civiles.

Dijo que la policía actuó con mucha violencia, golpeando a las mujeres que estaban en el lugar, ella misma sufrió golpes en la cabeza, mientras que se hermana Romina (21) fue incluso esposada. Después, los atacantes procedieron a derrumbar cinco casas levantadas en la propiedad. “Incluso quemaron fiambreras, heladeras, roperos y ropas”, dijo la menor.

Derechos humanos. En otro momento, doña Florencia dijo que no tuvieron más remedio que pedir la ayuda de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Nacional y que están esperando el resultado de la mediación de esa instancia parlamentaria.

La mujer, quien trabaja como secretaria, ya lleva viviendo cuatro meses frente a lo que fue su propiedad. Con ella están ahí sus tres hijas. Las dos menorcitas van a la escuela y, tal vez por no dimensionar el drama que cayó sobre ellas, parecen no estar muy incómodas con el hecho de tener que dormir al costado de la ruta.

Dueños

Don Gumercindo dijo que la propietaria original del inmueble fue Fortunata Ramírez de Ojeda y que la misma dejó la finca a sus hijos, entre quienes se cuenta él y su hermano Wenceslao Ojeda. Este último era el padre de Julio Ojeda Jiménez, quien habría iniciado el conflicto en 1995. El abuelito también perdió su casa y se vio obligado a pedir refugio en un vecino.

Un simple milloncito

En otro momento, doña Florencia Villalba explicó las tramas de esta historia. Dijo que en 1992, Wenceslao Ojeda, hermano de don Gumercindo, empeñó el título de la propiedad a una persona de nombre Celia Abrellaga (sic), quien sería apenas colaboradora de un abogado de apellido Segovia, hoy residente en España. Luego, en 1995, Julio Ojeda (hijo de Wenceslao) recuperó el documento pagando un millón de guaraníes, pero la condición era respetar a los otros ocupantes del inmueble. Después, de alguna forma, el mencionado título apareció como fiscal y que fue transferido al citado Julio Ojeda, según palabras de doña Florencia.

La condición era respetar

Don Gumercindo Ojeda también dio detalles acerca de la condición impuesta a su sobrino Julio Ojeda cuando éste fue a recuperar el título de propiedad empeñado. El abuelito aseguró que la prestamista le exigió a Julio medir la tierra que usaban él (Gumercindo), Dominga Jara, Florencia Villalba, Arsenio Villalba y María Paula Ojeda y que podía apropiarse de la porción libre del terreno. Todo eso por un millón de guaraníes, según el denunciante. El penúltimo capítulo de este drama es que Julio chutó a sus parientes a la calle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario