- Los insectos liquidaron a diez gallinas y dos cabras. El veneno era tan fuerte que dejó negros los cuerpos de las aves.
Un enjambre de enfurecidas avispas africanas atacaron ayer a la tarde a una familia que vive en Puerto Falcón. Por fortuna para doña Pascuala Acosta y su nieto Carlos Nicolás, ellos consiguieron llegar hasta su casa y encerrarse sin ser picados por los cientos de insectos asesinos. Quienes no pudieron escapar a la furia mortífera de las pequeñas voladoras fueron diez gallinas y un par de cabras. Un vecino también fue picado en tres partes de su cuerpo y hospitalizado en Clorinda.
Esta es la historia que cuenta Calixto Acosta, el dueño de la casa donde ocurrió el incidente, a diez kilómetros del puente internacional Clorinda-Falcón y a 100 metros de la ruta internacional. Pero lo que le da mucha rabia al pobre hombre es la respuesta que recibió de los bomberos de la Policía. Dice que llamó a pedirles socorro y que le dijeron que no podían ayudarle porque estaban muy lejos y que era mejor que llamara a los bomberos voluntarios.
Mientras eso ocurría, siguió explicando Acosta, su suegra y su hijo estuvieron dos horas “secuestrados” por las avispas.
Terror
En su desesperación, la mujer y el adolescente mojaron sábanas y frazadas y taparon todas las rendijas de la casa para evitar que entraran los terribles insectos. Como tenían mucho miedo, también rociaron con insecticida los trapos y al final casi se intoxicaron con el veneno.
Lo dijo:
“Para qué la Policía compra tantos rifles modernos para pelear contra terroristas gua’u y no tienen cómo para matar una miserable avispa”
Calixto Acosta, Padre de familia
Esta es la historia que cuenta Calixto Acosta, el dueño de la casa donde ocurrió el incidente, a diez kilómetros del puente internacional Clorinda-Falcón y a 100 metros de la ruta internacional. Pero lo que le da mucha rabia al pobre hombre es la respuesta que recibió de los bomberos de la Policía. Dice que llamó a pedirles socorro y que le dijeron que no podían ayudarle porque estaban muy lejos y que era mejor que llamara a los bomberos voluntarios.
Mientras eso ocurría, siguió explicando Acosta, su suegra y su hijo estuvieron dos horas “secuestrados” por las avispas.
Terror
En su desesperación, la mujer y el adolescente mojaron sábanas y frazadas y taparon todas las rendijas de la casa para evitar que entraran los terribles insectos. Como tenían mucho miedo, también rociaron con insecticida los trapos y al final casi se intoxicaron con el veneno.
Lo dijo:
“Para qué la Policía compra tantos rifles modernos para pelear contra terroristas gua’u y no tienen cómo para matar una miserable avispa”
Calixto Acosta, Padre de familia
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