martes, 9 de febrero de 2010

Trabajadores avisan que no se rendirán ante la Muni

  • Permisionarios amenazados advierten que resistirán cualquier intento de desalojo con machetes y garrotes.
  • Dicen también que pelearán hasta morir por su derecho a trabajar
Como si fuesen delincuentes, unos trescientos trabajadores autónomos del Mercado Municipal Nº 4, en Asunción, serían desalojados de sus puestos de venta por orden de la Comuna asuncena, administrada por Evanhy de Gallegos. Muchos de esos permisionarios son personas de la tercera edad y trabajan en la calle, en el mismo lugar, desde hace más de treinta años.

La patada de doña Evangelista sería dada hoy mismo o en el transcurso de esta semana y afectará a los vendedores ubicados sobre la avenida Rodríguez de Francia y sus adyacencias.

Sin embargo, la cosa no va a ser nada fácil, según se desprende de las declaraciones de algunos de los potenciales afectados. Entre otras cosas, ellos prometen resistir con garrotes y machetes, e incluso luchar hasta morir. La notificación del desalojo llegó el 2 de febrero último y daba 48 horas de plazo para abandonar el lugar. El papel en cuestión también amenazaba con recurrir a la violencia para hacer cumplir la medida. El ultimátum ya venció el jueves pasado.

“Yo me pregunto si los fiscales y jueces, si llegan a ordenar nuestro desalojo, son conscientes de las consecuencias que sus firmas traerán para nosotros. Es muy fácil para ellos o para Evanhy decirnos cualquier cosa, mientras ellos están encerrados entre cuatro paredes con acondicionador de aire”, replicó en forma tajante Nancianseno Cardozo, representante de los vendedores permisionarios de la calle Lévera, una de las más populares en el Mercado 4.

“Aquí, en cada puestito de ventas solo hay gente pobre. Por eso, nosotros le declaramos la guerra a Evanhy. Machete ha garrote púpe rohóta chupe. Kóa ko la ore róga”, añadió Cardozo; mientras sus compañeros de alrededor apoyaban sus palabras con gritos y aplausos.

Pan de cada día

El dirigente Nancianseno Cardozo también mencionó las penurias que tienen que soportar para ganarse el pan de cada día. “Nosotros somos como pajaritos, de noche nomás nos vamos a nuestra casa para dormir. Y de cada puestito sale cada día para nuestro sustento, para el desayuno, para el almuerzo de nuestras familias, sale para el colegio de nuestros hijos”.

Derecho a trabajar

Varios vendedores coincidieron en señalar que la problemática del Mercado 4 no es sencilla. Dijeron que la Municipalidad nunca se preocupó de ellos, excepto para recaudar. Recordaron que pagan diariamente un canon por ocupación del espacio público, que siempre lo hicieron y que eso les da el derecho de trabajar ahí.

Víctimas de un pago por favor político
- Nancianseno Cardozo Vendedor

“Lo que aquí ocurre es que los dueños de algunas galerías financiaron la campaña política de Evanhy para la Municipalidad. Y ahora, ella quiere construir un shopping en el Mercado y por eso quiere desalojarnos, porque somos pobres. Nuestras cabezas y nuestros puestos de trabajo son el precio del favor político que se le hizo a Evanhy”, señaló en otro momento Nancianseno Cardozo.

“De un tiempo a esta parte, ni siquiera podemos trabajar tranquilos. Además, aquí hay mucha gente de edad, ellos merecen respeto. Tanto ellos como nosotros, todos pagamos diariamente el canon de ocupación de la vía pública. La Municipalidad debe estar recibiendo unos 150 millones de guaraníes por mes en ese concepto. Estamos cerca de ocho mil trabajadores”, agregó Cardozo.

“Vamos a pelear hasta morir”
- Antonio Ovelar Vendedor

“Esa vieja (Evanhy de Gallegos) está loca. Y si viene aquí le voy a decir eso en su cara. Nadie va a salir de aquí. ¿Adónde vamos a ir? Vamos a luchar hasta la muerte”, comentó por su parte Antonio Ovelar, un señor que tiene un puestito de ventas de jugos naturales. Dijo que heredó el lugar de su mamá y que su actividad es su única fuente de ingresos, su único modo de ganar dinero para mantener a su familia. “Yo tengo dos hijas. ¿Y si no trabajamos, vamos a robar? La vida está muy pesada”, mencionó. Al igual que don Ovelar, miles de trabajadores autónomos del Mercado 4 viven con el Jesús en la boca. El gran miedo es que, al parecer, nada va a cambiar el plan del famoso shopping popular en esa zona.

Anciana

Ña María Báez (70), inviernos sobre su espalda, trabaja desde hace 43 años en su puestito sobre la calle Rodríguez de Francia casi Lévera. La señora vende remedios yuyos. “¿Qué va a pasar con todos nosotros?”, se pregunta la anciana, como si no creyera en lo que se les viene encima.

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