jueves, 25 de febrero de 2010

Mita'i ya se escapó once veces de su casa

  • Su mamá teme que malandros de la pesada se llevaron a su pequeño hijo
J.D.C. casi es un niño como cualquier otro, excepto por el significado que el número 11 tiene en su historia. “Tito”, como lo llaman, tiene 11 años, 11 hermanos y, desde el 2005 hasta ahora, ya se perdió de sus papás 11 veces. Su mamá, Fanny Rosalía Ayala Acosta, vecina del barrio San Pedro, en Zeballos Cué, expresó ayer su preocupación ante esta nueva desaparición de su hijo porque, a diferencia de las anteriores, ahora ella cree que gente del malandraje pesado llevó a su hijo para ponerlo a trabajar como “vendedor” de drogas.

“Ojalá, Dios y la Virgen (mediante), que no le den nada malo. Yo me enteré por ahí que había luego gente que ya le echó ojo a mi hijo. Ojalá que no le hagan ingerir nada. Él sabe mi número telefónico y nos llama la atención que no se comunique con nosotros”, dijo ayer la mamá del mitã’i desaparecido.

Esta última desaparición de J.D.C. se notó a partir de las 10 de la mañana del último viernes, 19 de febrero, cuando una de sus hermanitas dijo que el menor había ido al almacén. Como el niño ya tenía órdenes de su mamá para no salir de la casa, ella fue a buscarlo a la despensa y no lo encontró ahí. Fue cuando comenzó este nuevo dolor de cabeza.

La vez anterior, J.D.C. estuvo desaparecido 7 días, al cabo de los cuales se identificó su paradero –en Luque– cuando una pareja de transeúntes lo rescató. El mitã’i estaba siendo golpeado físicamente por un grupo de adolescentes, pero no quedó en claro el motivo por el cual estaba siendo agredido.

Es cuidador

Desde noviembre del año pasado, J.D.C. trabajaba como cuidador de autos en el estacionamiento de un conocido supermercado en Mariano Roque Alonso. Ahí también trabajan dos de sus hermanos, de 14 y 9 años. Pero, él, J.D.C., es el único que acostumbra a perderse.

Utilizan a menores

Agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas, Senad, confirmaron que los vendedores de drogas emplean a menores para la distribución de sustancias, sobre todo porque los mitã’i no son todavía imputables. Este es el mayor temor de la mamá de J.D.C. y por el cual le pide a Dios que no le suceda a su hijo. Informaciones sobre el paradero del menor al 0984-163873.

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