viernes, 26 de febrero de 2010

Modelo quiere rehacer su vida tras accidente

  • En el fatal episodio, ocurrido en el 2005, murieron tres jóvenes, mientras que la mujer pasó tres meses en terapia intensiva, seis en silla de ruedas. Todavía necesita ayuda.
Hoy, a sus 23 años, Andrea Guadalupe Ayala Medina tiene los mismos sueños que cualquier otra mujer de su edad puede tener. Ella quiere estudiar, tener una profesión, formar una familia, ayudar a sus padres. Pero, por ahora, no puede realizar ninguno de esos deseos porque el accidente que sufrió hace 5 años cambió su vida para siempre.

“Ella tiene secuelas. A veces, se le languidece la pierna, el lado derecho. Y no puede estribar sola. No puede subir o bajar escaleras sin ayuda. Y eso tampoco le permite usar el colectivo como cualquiera de nosotros”, contó ayer su mamá, Inés Medina. Las dos mujeres viven solas en una casita del barrio Nazareth, en Asunción.

Mirando hacia atrás, en el 2005, Guada –como la conocen sus amigos– llevaba tal vez una vida envidiable. Era una estrella en ascenso en el mundo del modelaje, tenía muchos amigos y un novio –Oscar Daniel Santa Cruz Cantero– con quien tenía una feliz relación. Este muchacho era hermano del internacional Roque Santa Cruz, el “Roquegol”. Pero todo eso cambió en un abrir y cerrar de ojos, alrededor de las 6 de la mañana del 30 de enero del año mencionado.

Guada, su novio Óscar (23), Adrián Enrique Ayala Medina (22, hermano de la chica), Aldo César Díaz Guerrero (25), Daniel Agustín Fleitas Ibarra y César Armando Chávez Coronel volvían de San Ber en una camioneta Mitsubishi dirigida por el último de los nombrados.

Crónicas policiales de ese hecho refieren que César intentó adelantarse a un colectivo, impactó en la parte trasera, lado izquierdo del mismo y el rodado volcó dando varias vueltas. Óscar y Adrián fallecieron en el acto. Aldo murió 15 días después, en tanto que ella pasó tres meses en terapia intensiva, conectada a un respirador. César salió ileso, al igual que Daniel.

Hoy, la mamá de Guada reclama directamente la asistencia económica de la persona que manejaba el auto en el cual murió su hijo y donde casi perdió también a su hija. “Yo no tengo rencor, aunque la vida de mi hijo no tiene precio. Pero, él (César Chávez) nunca ni siquiera se acercó a preguntarnos qué necesitamos. Su papá es ganadero, ellos están bien. Ellos no necesitan como nosotras, que nos quedamos solas”, dijo ayer doña Inés.

El destino

Doña Inés Medina también se unió al coro de personas que se quejan de la lentitud de la Justicia paraguaya, ya que querelló a César por el accidente sucedido. “Yo sé que no hizo a propósito. Pero, ¿por qué no se acercó nunca a ver cómo estamos? Ellos tienen medios. La vida de mi hija cambió para siempre. Es cierto, es un milagro que Dios no me sacó mis dos hijos aquella vez”, dijo la mujer.

“Ella solo quiere estudiar”

Guada Ayala sufrió en el accidente un traumatismo de cráneo que casi le mandó al otro mundo. Además, los huesos de su columna vertebral, a la altura del cuello, de la nuca, se fisuraron. Allí, los médicos le pusieron una placa de titanio, con tornillos para sujetar la estructura ósea. Ella vive con eso y con su fisioterapia, porque no se rinde. “Ella ahora quiere estudiar, pero no tenemos medios”, terminó de contar su mamá.

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