domingo, 28 de febrero de 2010

Piden a barras bravas no buscar venganza

  • Es en el caso del hincha cerrista asesinado en el último súper clásico, en noviembre del año pasado.
  • Familiares del muchacho que falleció en un choque de hinchas cerristas y olimpistas, en un dramatico llamado, piden que el partido de hoy termine sin muertos, ni heridos.
“Yo tengo miedo de lo que pueda pasar mañana (por hoy). Parece que estamos todos locos. Yo, nosotros nos sentimos impotentes”, comenzó diciendo ayer doña Mirta Cáceres, al recordar el homicidio de su hijo José Manuel Sanguina Cáceres, quien fuera asesinado el 15 de noviembre del año pasado, en pleno centro de la Capital, poco después de terminar la última edición del Súper Clásico del fútbol nacional.

El muchacho tenía tan solo 21 años, su ilusión era ser futbolista - iba a comenzar a entrenar por el club Cerro Corá, de Campo Grande, en diciembre del 2009 – y era hincha del equipo azulgrana de Asunción. José Manuel no tenía vicios, era disciplinado, trabajador y muy querido por todos. Sus amigos visitan su tumba hasta hoy.

Paradójicamente, el día que lo mataron, el joven no fue al estadio, ya que se encontraba trabajando. Al finalizar su jornada, fue a esperar el colectivo para volver a su casa. Y en la esquina de 15 de Agosto y Haedo, centro de Asunción, fue fatalmente sorprendido en un encontronazo entre las barras bravas de Olimpia y del Cerro Porteño.

Relatos del hecho señalan que se armó una trifulca de aquellas, incluso se escucharon disparos. Fue cuando todo el mundo comenzó a correr para cualquier parte, menos José Manuel. Él vio caer herido a un niño, quien ligó un balazo en una pierna, y se detuvo a auxiliarlo. Se agachó a su lado, lo cargó en sus brazos y cuando se levantaba para sacar al mita’i de ahí, recibió el mortal balazo en la cabeza.

“Yo lo único que quiero es que no se llegue a esto otra vez, que no se llegue a la venganza. Quiero que el partido (Cerro - Olimpia) termine de la mejor manera y que gane el mejor”, comentó también doña Mirta, aguantando el llanto a duras penas, mientras su mirada perdida se fija en un punto del zaguán de su casa, en Mariano Roque Alonso.

Sigue libre

El asesino de José Manuel sigue tan libre como el viento. Los padres de la víctima dicen que los fiscales nunca se comunicaron con ellos. La familia del muchacho asesinado no sabe en que punto se encuentra la investigación para prender al homicida, ni si la misma prosigue o si todo ya terminó nomás en el famoso opa rei.

“El tiempo paró”

“Para nosotros el tiempo paró. Mi hijo tenía muchos amigos y ellos tampoco lo olvidan. También tenía muchos amigos olimpistas. Y no le deseamos a nadie lo que nos pasó a nosotros. Ahora, tratamos de sobrellevar este peso enorme”, fueron algunas de las palabras del papá de José Manuel, don Crispín Sanguina.

“Ya caído en el suelo le seguían pateando”

Con lágrimas en los ojos, Victoria Sanguina, hermano del asesinado José Manuel, recuerda los hechos ocurridos en aquella fatídica noche del 15 de noviembre del 2009. “Un señor que intentó ayudar a mi hermano perdió dos dedos de la mano, le rompieron las costillas y le lastimaron un riñón”, contó. Además, mencionó que le parecía rara la extraña violencia con que atacaron a su hermano. “Me contaron que él estaba en el suelo, ya herido en la cabeza, e igual nomás le pateaban. Para nosotros no pasaron estos tres meses, parece que fue ayer”, comentó finalmente.

Quieren vender la casa y abandonar el barrio

“No quiero justicia por mano propia. Lo que quiero es que no vuelva a ocurrir algo como esto. Dios está para eso. Como mamá, les pido (a las barras bravas) que no usen cuchillos, pistolas, drogas. Yo no tengo más ánimo. Mi marido escucha el partido por la radio, pero yo no puedo”, dijo por su parte doña Mirta, mamá de José Manuel. El pesar que hoy aplasta a la familia Sanguina-Cáceres es tan grande que pusieron su casa en venta. “Hay demasiados recuerdos aquí. Antes esta era la casa más alegre del barrio. Ahora cuando vengo de mi trabajo me agarra una tristeza”, terminó diciendo la señora.

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