viernes, 2 de julio de 2010

Viejo lobo de mar guaraní atrapó a sirena argentina

  • Abuelito de 102 años se casó con su eterna novia de 93.
  • El sí de los novios tuvo lugar después de 53 años de romance.
  • Durante 19 años solo "festejaron" porque él era timonel de un barco inglés que recorría el mundo.
Tenía 26 años de edad cuando terminó la Guerra del Chaco, en 1935. Tuvo tanta suerte que ni ñati’û ndoi su’ui chupe uperô. Después, la vida le fue llevando de aquí para allá, hasta que un buen día se encontró en Buenos Aires, Argentina. En un abrir y cerrar de ojos se hizo embarcadizo, subió a bordo de un barco inglés y, con los años, se convirtió en un lobo de mar.

Como se suele decir de los marineros, tuvo en cada puerto un amor, hasta que en 1957 el paraguayo Casimiro Díaz - hoy con 102 años - conoció en el puerto de Buenos Aires a la argentina María Luisa Monelli (93). El muchachón tenía entonces 49 pirulos y ella 40. La mujer se recuperaba cuando eso de una viudez repentina, así que, aunque se moría por ese amor inesperado, no quiso entregarse tan rápidamente.

Desde aquella vez que se conocieron, pasaron todavía 19 años de jegusta’i entre Casimiro y María Luisa. Él, siempre viajando hasta el otro lado del mundo como timonel en su famoso barco, y ella, esperándolo con esa paciencia que solo nace de un corazón que suspira de amor. Finalmente, en 1976 decidieron vivir juntos.

Y ayer, 34 años después de unir sus corazones, sellaron sus vidas para siempre con el sacramento del matrimonio. Después de que María Luisa siempre decía: no, no y no – Casimiro siempre le pedía para casarse – ahora, la doña aceptó la propuesta y le dijo
“recibe este anillo en señal de mi amor” al hombre de su vida. La ceremonia tuvo lugar a la mañana en el hospital geriátrico “Gerardo Buongermini”, del Instituto de Previsión Social (IPS). Dio la bendición a los novios el pa’i Oscar Díaz.

Pregunta. Después de terminada la ceremonia y secadas las lágrimas que derramaron todos los testigos del casorio, María Luisa preguntó con picardía: “Será que me quiere?”. La doña se negó rotundamente a repetir la frase “hasta que la muerte nos separe”. Ella prefirió decir: “para toda la vida, para toda la vida”.

Frases


“No podemos estar el uno sin el otro. Pasamos lindos momentos y a veces no tan lindos, pero como nos hemos querido siempre, estamos juntos.”

“A veces se iba meses y yo lo esperaba, siempre lo esperaba. Hemos pasado momentos muy felices. También había rencillas; pero siempre yo ganaba.”

“Si no lo quisiera, no me hubiese casado. Lo voy a querer hasta el último día, con plata, sin plata”

María Luisa Monelli. Novia, 93 años

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